sábado, 21 de diciembre de 2019

Solidaridad Social y Reactivación Productiva: ES LEY

Por 134 votos a favor y 110 en contra en la Cámara de Diputados (ver); y 41 votos positivos, 23 negativos y una abstención en el Senado (ver) la ley de Solidaridad Social y Reactivación Produc- tiva, que el Ejecutivo envió al Congreso para ser tratada en extraordinarias, fue aproba- da.



Repasemos algunos puntos centrales


El Presidente Alberto Fernández lo dijo en campaña e insistió una y otra vez: “Raúl Alfonsín nos enseñó la importancia de la ética de la solidaridad, que es tenderle la mano a quienes han quedado al costado del camino.”

Sin mucho más para comentar digamos que ese es el principio de esta decisión.

 

La famosa “plata de los jubilados” se nutre de varias fuentes, una (tal vez la principal) con los aportes de los trabajadores en actividad.

Aumenta la desocupación: menos plata para el sistema que incluye el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS).

En los cuatro años del gobierno de Macri y Cía. Creció la desocupación y encima saquearon el FGS, dejando el sistema en una situación de precariedad.

Desgranemos: Un 20% de los jubilados y pensionados se llevan el 47% de la torta. Que hacemos entonces?

Establecer prioridades solidariamente atendiendo las necesidades más urgentes: las jubilaciones más bajas.

En principio, y dada la emergencia, aparecen los dos bonos a cobrar en enero y febrero, dejando en manos del P.E. determinar el aumento para los próximos haberes, debido a la suspensión por el término de 180 días la fórmula de movilidad macrista, que, como quedó demostrado, perjudicó al sector.

Un paréntesis: la fórmula macrista (en esto y en todo) perjudicó a los sectores de menores recursos, pero favoreció a los de mayores ingresos.

Dicha fórmula era un 70% por inflación y un 30% por aumento de salarios.

Con una inflación del 54% a un haber mínimo, el aumento le representa un churrasco de hígado. ¿Pero cuánto significa para alguien que cobra $80.000?

Porque créanme: hay jubilaciones y pensiones de $80.000 y más. Recordemos los porcentajes, un 20% se reparte el 47% de lo destinado para los haberes.

Ese es el espíritu que sustenta la prioridad y la solidaridad, mientras, con tiempo y cabeza se elabora una fórmula que contemple mejor a todo el universo de beneficiarios.


La rebaja macrista del IVA, con tinte netamente electoral, se tomó a las apuradas, sin ttener en cuenta muchas cuestiones, que de haber tenido impacto en los bolsillos (que no lo tuvo), hubiese favorecido tanto a un CEO con un salario de seis cifras como a una madre que cobra una AUH.

En este caso, la medida contempla sólo a quienes más lo necesitan.


Como en el caso de jubilados y pensionados, ésta es una medida de urgencia, quedando supeditado el aumento al P.E., a posteriori se analizará la fórmula de movilidad más conveniente.


Las tarifas sí podrían ser consideradas como una de las varas altas que dejó la gestión anterior, que, como tantas, el hecho de ser altas no necesariamente son buenas.

Esto, además de ser un mínimo respiro para el bolsillo de los usuarios, nos da la previsibilidad que no tuvimos (cada factura era una bomba que nos explotaba en la cara) por los próximos seis meses.


Dólar: deuda externa, despidos, sistema de salud quebrado, malnutrición… para muchas personas es una cuestión ignorada por elección (no por falta de conocimiento), ¡pero el dólar!!!
Ah, nooooo, con el dólar no te metas, dice Mabel que viene pagando el mínimo de la tarjeta desde hace tres años.

Y acá vale hacer un par de cuentas respecto al límite de 200 dólares.
Dada la retracción de la economía, la deuda contraída y demás desgracias provocadas por la gestión anterior, el Estado quedó con una necesidad imperiosa de dólares.

Veamos: por la transferencia de plazos fijos a la moneda estadounidense, ingresos extras, o lo que fuere, se calcula tímidamente que hay unas dos millones de personas en condiciones de comprar la cantidad establecida por el cepo instituido por Macri. Eso representa la nada módica suma de 400 millones de dólares, unos 25.000 millones de pesos mensuales.

Al año: 4.800 millones de dólares, 307 mil millones de pesos.

El P.B.I. 2018 (atentos los que dicen “si ribirin in pibii” y cuando les preguntás no saben qué decir) es (aprox.) de 432 mil millones de dólares. Es decir que los 200 verdes, que para quien puede adquirirlos puede ser poco, representa un 1,1% del P.B.I.

En 2019 se gastaron 6.391 millones de dólares por turismo y viajes. De esa cifra, el 37% corresponde a gastos realizados en el país a través de tarjeta de crédito como por ejemplo Netflix, Spotify o compras por páginas de internet. Ahí va otro 1.5% del P.B.I.

Y cuando se hace una compra en moneda extranjera con pesos (incluso si la compra es el billete), esa divisa sale del Banco Central, que al final del hilo, es del bolsillo de todos. Y cuando digo TODOS, digo del que compra los 200 y del habitante del confín de la Puna (ponele) que, con suerte, alguna vez puede haber tenido un billete de mil pesos en la mano.



Esto es más que obvio. No se puede legislar “para atrás”.


Creo que tampoco es necesario entrar en demasiado detalle dado que aunque algunos lo nieguen, o miren para otro lado, es bien sabido el estado agonizante de las PyMes; y que a la hora de elegir entre despedir, personal, vender máquinas y herramientas para seguir produciendo o directamente bajar las persianas, se entra en mora con el Estado.


Pese a que algunos finjan sorpresa, o los desinformados se estén desayunando recién ahora, en campaña se dijo que iba a pasar. Y se trata, más que de un aumento: una actualización al tipo de cambio real de las fijadas por el gobierno de Cambiemos (o de JxO, creo que cambiaron el nombre), y que en su momento hasta Elisa Carrió defendió cuando se divertía por que las crisis le generan adrenalina.

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