Por Roberto Navarro Revista Debate |
La Argentina mejoró en los últimos diez años la distribución de la
riqueza, a contramano de lo que sucede en países del mundo desarrollado.
La Argentina es el
país que logró la mayor mejora en la distribución del ingreso en la
última década. En los últimos diez años, Estados Unidos, la Unión
Europea y Japón empeoraron sus indicadores de justicia social.
Latinoamérica fue la región que consiguió los mejores resultados en
distribución de ingresos, liderada por la Argentina.
Debate tuvo
acceso a un informe del Banco Mundial que será difundido la última
semana de agosto. El relevamiento utiliza el Coeficiente Gini para medir
la evolución de los ingresos. El Gini se mueve en una banda que va de
cero a uno. Cuando este indicador se acerca a cero, el país es más
igualitario (por ejemplo, Dinamarca tiene un Gini de 0,24). Cuando se
acerca a uno, es más desigual, como Namibia, que tiene un Gini de 0,71.
En
2002, la Argentina llegó a su pico de desigualdad histórica, con un
Gini de 0,55; en la actualidad, el Gini nacional llegó a 0,37. Aunque
hay varios países con mejor Gini, la Argentina fue el que más lo mejoró
en los últimos diez años y se va acercando al pelotón de los países más
justos del mundo. El trabajo del Banco Mundial se basa en el informe de
desarrollo humano realizado por la ONU, con datos de diciembre de 2011.
Según el mismo, Estados Unidos subió su Gini a 0,43; Japón, a 0,41, y la
Unión Europea, a 0,39. Estas tres potencias se convirtieron en
sociedades más injustas que la Argentina.
“El 72 por ciento de la
reducción de la desigualdad en la Argentina está explicada con lo que
ocurre en los ingresos laborales de las familias. En especial, el
crecimiento del empleo registrado y su remuneración explican el 45 por
ciento de esa caída, mientras que más del 25 por ciento se origina en la
reducción de los empleos precarios, dado que muchos de los trabajadores
precarios se han insertado como trabajadores formales. Dentro de los
independientes la concentración ha tendido a disminuir sostenidamente”,
señala el informe del Banco Mundial.
Justa distribución
Según un relevamiento de Desarrollo Humano de la ONU, “los países que sostienen una justa distribución de la riqueza durante un tiempo prolongado logran un crecimiento sólido, en base a su mercado interno, disminuyendo su vulnerabilidad a las crisis internacionales”. También señala que “logran bajar sus niveles de pobreza, conflictividad social e inseguridad”. En 1974, el Coeficiente Gini nacional era de 0,30. Era la época en la que el país se distinguía por su gran clase media. A finales de la última dictadura militar, en 1983, el Gini ya había subido a 0,40. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, la desigualdad siguió creciendo: en 1989, el Gini llegó a 0,46. En 1999, luego de diez años de gestión menemista, el Gini llegó a 0,50. A fines de 2002, alcanzó el récord histórico: 0,55.
El informe del primer trimestre del año en
curso de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
señala que “la Argentina mejoró sus indicadores de igualdad durante los
últimos diez años, incluso durante la crisis internacional 2008-2009”. Y
agrega: “Al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, la
Argentina bajó sensiblemente su desempleo. Pero, además, mantuvo una
política de ingresos, vía aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil y
negociaciones paritarias anuales, que mejoró aún más sus indicadores de
igualdad”.
En el informe de ingresos anual 2011 del Conicet, la
investigadora Lucía Trujillo señala que “la mayor parte de la mejora en
la igualdad se debió al crecimiento del empleo; la fuerte caída del Gini
en los últimos tres años es resultado de la Asignación Universal por
Hijo y el fuerte aumento en la cobertura previsional”.
Además, según la
Cepal, Brasil sigue siendo el país más desigual de la región: en 2002,
tenía un Gini de 0,57 y, luego de diez años, lo disminuyó sólo a 0,54.
Un caso similar vive Chile, que apenas bajó de 0,54 a 0,52. Estas dos
economías, las más desiguales, son las que suelen poner como ejemplo los
economistas Alfonso Prat Gay, Martín Redrado y Carlos Melconian.
También son citadas como referencia por Mauricio Macri y Eduardo
Duhalde.
Mensaje claro
En
sus últimos discursos, la presidenta Cristina Fernández insistió en su
deseo de seguir mejorando los términos de igualdad social. En una
reciente conferencia, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz
explicó el beneficio económico de la igualdad. “Por el método del
absurdo, podemos concluir que en una sociedad con Coeficiente Gini igual
a cero, en una población de 100 millones de habitantes que consume
medio kilo de carne por día, se venden 50 millones de kilos de carne
diarios; en una sociedad con Gini igual a uno, la persona que concentra
toda la riqueza, por más glotona que sea, no podrá sostener ese consumo.
Así, una sociedad más igualitaria, tendrá un mercado interno potente,
que sostendrá el crecimiento económico”.
La actual debacle de la Unión Europea es un ejemplo de los males que acarrea la concentración del ingreso. En 1999, el Gini de la UE era de 0,29, mientras que en la actualidad es de 0,39. Un reciente informe del Banco Mundial señala que “la concentración del ingreso redujo el consumo de millones de europeos que, al gastar menos tributan menos impuestos, y a la vez esa caída de la demanda, retrae la producción, que también disminuye sus tributos. Así, la caída del consumo, fruto de la concentración del ingreso, derivó en una menor recaudación y así en un déficit fiscal crónico”.
La desaceleración de la economía de los últimos meses, fruto de la crisis internacional y de algunas medidas defensivas implemen- tadas por el Ejecutivo, está siendo aprovechada por políticos y medios opositores para relativizar todo el andamiaje de logros de la administración kirchnerista; entre ellos, el sentido progresista de la gestión. El informe del Banco Mundial reivindica el progresismo K, fundamentalmente, porque la mayor igualdad se dio en un momento histórico en que la mayor parte del mundo tomó el camino contrario.
La actual debacle de la Unión Europea es un ejemplo de los males que acarrea la concentración del ingreso. En 1999, el Gini de la UE era de 0,29, mientras que en la actualidad es de 0,39. Un reciente informe del Banco Mundial señala que “la concentración del ingreso redujo el consumo de millones de europeos que, al gastar menos tributan menos impuestos, y a la vez esa caída de la demanda, retrae la producción, que también disminuye sus tributos. Así, la caída del consumo, fruto de la concentración del ingreso, derivó en una menor recaudación y así en un déficit fiscal crónico”.
La desaceleración de la economía de los últimos meses, fruto de la crisis internacional y de algunas medidas defensivas implemen- tadas por el Ejecutivo, está siendo aprovechada por políticos y medios opositores para relativizar todo el andamiaje de logros de la administración kirchnerista; entre ellos, el sentido progresista de la gestión. El informe del Banco Mundial reivindica el progresismo K, fundamentalmente, porque la mayor igualdad se dio en un momento histórico en que la mayor parte del mundo tomó el camino contrario.
vivis en una nube de pedo!!!!!!!!!!!!!!!!
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