Furia, tripa y corazón

¿Que esperaban?

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Mintieron, insultaron, desprestigiaron.

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En una comunión perversa, los mediocres, los heridos, los que necesitan achicarlo para sentirse grandes, desearon que la Argentina no clasificara.

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Verlo derrotado, poder decir: "te lo dije", vomitando impiadosas críticas, llenas de mala leche a título de vaya una a saber que extraño y compulsivo consumo de pálidas.

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¿Ahora se ofenden? ¿Como es señores? ¿Ustedes pueden hacer y decir lo que quieran, pero no pueden aceptar que se les conteste? ¿Tan acostumbrados están a los hipócritas que por cuidar el trasero violan permanentemente la tercera Ley de Newton de acción y reacción?

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Claro, ustedes tienen modos educados, aunque pensandolo bien: ¿los tienen? No, no dicen guarradas, saben insultar y ofender sin que las señoras se pongan coloradas.

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Pero el puching ball elegido es el Diego, el de Villa Fiorito, el que lloró con el Himno, el que jugó roto, el que dice lo que piensa, el que le hizo dos goles históricos a los ingleses. El que, como siempre, les va a dar de comer, les va a amenizar las aburridas charlas, el que les va a saciar el hambre de negatividad.

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Mala elección, por lo que repito la pregunta: ¿que esperaban?