Dejemos que los nativos, elijan sus gobiernos y tengamos nosotros la hegemonía comercial en el Río de La Plata

¿Que decir sobre el yuppie atrincherado que no se haya dicho?

¿Que ingrediente se puede agregar al completo análisis publicado en El blog del Ingeniero o a la nota de Alfredo Zaiat, entre otros?

Creo que nada.

Tal vez, refrescar algunos datos históricos nos ayude a entender un poco mejor la coyuntura.

“Dejemos que los nativos, (argentinos), elijan sus gobiernos y tengamos nosotros (los ingleses), la hegemonía comercial en el Río de La Plata”

Lord Castlereagh, Secretario de Estado para la India, Secretario de Estado de Guerra y Colonias y líder de la Cámara de los Comunes del Reino Unido.

El Banco Central fue creado en 1935 por Sir Otto Niemeyer del Bank of England, complementando el Pacto Roca-Runciman, como banco privado controlado por los ingleses bajo la presidencia del Gral. Agustín P. Justo, quien participó en la caída del gobierno de Hipólito Irigoyen, segundo presidente de los cuatro mandatarios de la década infame, que tuvo como al frente del Ministerio de Hacienda a Federico Pinedo, progenitor del actual jefe del bloque del PRO.

Sobre estos hechos, Scalabrini Ortíz comentó: "Con obligaciones concretas, minuciosas, que sólo podrían haber sido aceptadas bajo el imperio de las armas, Inglaterra se burlaba, una vez más, de la soberanía argentina".

De Niemeyer, Jauretche dijo: "... era inglés e hizo el banco para los ingleses..."

Los dictámenes de Niemeyer resultaban irrevocables para el Poder Ejecutivo, dejándolo sin la posibilidad de disponer libremente de recursos aún en situaciones límite.

“La economía y el libre mercado son sólo afirmaciones para el consumo de los tontos e ignorantes. La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo, o la controlan las grandes corporaciones en perjuicio de éste”

Perón

En Marzo de 1947, por Ley 12.962, se nacionalizó el Banco Central y todo el sistema bancario argentino transformando la organización y la política bancaria de nuestro país.

El plan económico del gobierno de Perón debía contar con un sistema bancario que se adaptara y respondiera a las necesidades y exigencias de la economía mundial de la posguerra.

Para reactivar la economía, industrializar el país, aprovechar las grandes riquezas nacionales y lograr la absorción por capitales argentinos de las empresas de servicios públicos que se encontraban en poder de capitales extranjeros, necesitaba que los industriales tuvieran fondos a su disposición para facilitar el desarrollo de las actividades económicas de interés nacional. Para satisfacer las necesidades del comercio externo e interno era necesario organizar un mecanismo de crédito que permitiera al gobierno contar con medios de financiación que no estuvieran supeditados a intereses de bancos particulares ni a empresas extrajeras.

“Permítanme emitir y controlar la moneda de una Nación y no me ocuparé por quién haga las leyes”

Mayer Amnschel Rothschild

A pesar del tiempo, las palabras del fundador del imperio Rothschild renuevan su vigencia a partir del golpe del '55 que deroga la Ley 12.962 que nacionalizó el Banco Central, los depósitos bancarios, y todo el sistema bancario argentino, suprimiendo el control nacional sobre la entidad, sometiéndolo a las normas del Banco de Inversiones de Basilea (BIS), cuya sede está ubicada en la ciudad suiza del mismo nombre, y funciona como un Banco Central de Bancos Centrales.

Un año después, instrumentando el “Plan Prebisch” incorpora a la Argentina al Fondo Monetario Internacional.

Desde su fundación, el Banco Central suma 55 presidencias.

Algunos son viejos conocidos como Domingo Cavallo (Plan Brady, Megacanje, Convertibilidad, actualmente vive en EEUU.

José Luis Machinea, hoy empleado del Fondo Monetario Internacional.

Mario Blejer, quien después de haberse retirado del cargo, fue designado Director de Investigaciones del Banco de Inglaterra.

Alfonso Prat Gay, ex Banca J.P. Morgan de Londres.

Y por supuesto el atrincherado golden boy que a pesar de haber puesto en reiteradas oportunidades su renuncia a disposición de la Presidenta, ahora que ésta decidió aceptarla, se tarugó al sillón como abrazau a un rencor.

¿Exceso en el cumplimiento de sus deberes como funcionario público?

¿O plataforma de lanzamiento al estrellato del Grupete A?

Sea cual fuera el motivo, tal como lo expresara la C.G.T.: En democracia gobierna la Presidenta y no los poderes económicos.