¿En que se parece New Orleans a Puerto Príncipe?

En que hay negros.

En que ambas fueron desvastadas por catástrofes naturales.

En que el gobierno de los EEUU priorizó el orden sobre la ayuda humanitaria.

Lenta de reflejos para la asistencia, la administración de George W. como primera medida, tras el paso del Katrina, desplegó a la Guardia Nacional y a los Blackwater.

Ni alimentos, agua potable o refugios. Soldados.

En aquella oportunidad, Kanye West, en un concierto a favor de las víctimas del huracán manifestó: “a Bush no le importa la gente negra”.

¿Y Obama?

El premio Nobel de la Paz dijo: "He dado instrucciones a mi gobierno para responder con una rápida, coordinada y agresivo esfuerzo para salvar vidas… el pueblo de Haití tendrá el pleno apoyo de los Estados Unidos en los esfuerzos urgentes para rescatar a los atrapados bajo los escombros, y para entregar la ayuda humanitaria, la comida, agua y medicamentos que los haitianos tendrán en los próximos días".

Sus declaraciones fueron resistidas en el país del norte.

Rush Limbaugh cree que las palabras de Obama “son un intento de congraciarse con la comunidad negra de Estados Unidos”.

David Brooks en su columna del New York Times, a partir de la comparación con un sismo de igual escala en California donde murieron 63 personas, analiza la inutilidad de la ayuda a Haití, dadas las características culturales “resistentes a los avances…, sin contar la horrible tragedia agravada por sólo uno de ellos”, refiriendose a Aristide.

Ahora bien, los hechos demuestran que a pesar de los dichos de uno y de otros, todos, finalmente actúan acorde a las históricas políticas de estado.

En lugar de apresurarse en ayudar a la población haitiana, la administración de Obama ha preparado una ocupación militar, alegando que las fuerzas armadas son necesarias para controlar el orden.

Los medios corporativos, de la inicial y en algunos casos fingida empatía con las víctimas del terremoto pasaron a hacer hincapié en las historias de terror sobre el saqueos, linchamientos y mercado negro de insumos esenciales.

"Cientos de animales carroñeros y saqueadores pululaban por las tiendas en el centro de Port-au-Prince” dijo a Reuters. Otras agencias y cadenas noticiosas no se quedaron atrás (incluidas las vernáculas), dejando constancia que los pobres de Haití son una amenaza y un verdadero obstáculo para los esfuerzos de socorro.

Las Naciones Unidas y las autoridades de EE.UU. advierten a los socorristas que podrían ser atacados por "multitudes hambrientas”.

Hambre, sed, falta de atención médica para los heridos (a esta altura, muchos condenados a muerte por la dilación), desesperación, demora en la ayuda humanitaria, cocina a fuego cada vez menos lento el estallido, cerrando el círculo vicioso que justifique la llegada de mas y mas marines.

No es casual que la Heritage Foundation (think tank conservador estadounidense por excelencia) haya dicho: “La respuesta de EE.UU. para el trágico terremoto en el terremoto de Haití ofrece la posibilidad de reformar el gobierno de Haití, sus instituciones y su disfuncional economía, así como a mejorar la imagen pública de los Estados Unidos en la región”.

La desgracia de Haití es la suerte de otros, entre ellos la del Departamento de Estado de los EEUU.

Primero, las tropas en Colombia. Ahora la ocupación militar de Haití.

Chávez: no te quiero poner nervioso, pero de a poco, te están rodeando la manzana.