Quisiera levantarme mañana y saber que esto no pasó.
Que un pibe (si un pibe) de 23 años que cursaba el CBC en la UBA, que vivía en Avellaneda no fue asesinado por militante.
Pero eso no va a suceder. Pasó y duele. Pasó y da asco.
Por eso, mañana al levantarme quisiera leer que los responsables de esta pérdida irreparable están en cana. Todos.
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