miércoles, 10 de noviembre de 2010

Que Dios nos ayude

La Nación, esa tribuna tan abundante de doctrina, de análisis y de palabras, nos cuenta de manera escueta que Grassi sigue libre, pese a una condena por abuso.

Un cable. Ninguna opinión, ningún columnista ocupándose del tema, sólo la información. Sus lectores sí, y dicen cosas como "Dios existe. Y encomendó a muchos de sus Ángeles la tarea de protegerlo."

El cura pedófilo condenado a 15 años por el abuso sexual de un chico que tenía entonces 13 años, seguirá viviendo enfrente de del escenario del crímen por el que debería estar pudriéndose en la cárcel y lamentándose ante los medios por las dificultades que enfrenta en recaudar fondos para la Fundación Felices los Niños en la que sigue trabajando.

Digánme ingenua, pero me ilusioné con algún tipo de reacción de la militancia católica que demostró una gran participación unos meses atrás, cuando se discutió la Ley de Matrimonio Igualitario.

Si ellos no dicen nada, qué esperar de las autoridades eclesiásticas que mediante el documento secreto Crimen sollicitationis (Delito de solicitación), vigente desde 1964, instruído por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, dice que si un sacerdote es acusado de solicitar sexo será tratado como secreto de confesión y que la acusación debería ser "estudiada de la manera más secreta posible... so pena de excomunión", de todas las partes involucradas.

Ante tanto silencio, me pareció oportuno reeditar el documental, realizado por la BBC en 2006, a ver si a alguien le suena el despertador.

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