sábado, 8 de septiembre de 2012

Meditabundos: a las cosas!




La India tiene una población de 1.241.492.000 y una densidad de 355 hab/km². Un 17,5% de la población mundial. Las estimaciones calculan que en 43 años podrían duplicar los habitantes. La tasa de alfabetización es del 66% (según UNESCO).

128 millones carecen de agua segura y 839 millones carecen de servicios de saneamiento. Aunque el acceso al agua potable ha mejorado, el Banco Mundial estima que el 21% de las enfermedades transmisibles en la India están relacionadas con el agua contaminada. En la India, sólo la diarrea provoca más de 1.600 muertes al día (equivalente a 8 aviones con 200 pasajeros estrellados por día). El uso de letrinas es muy pobre en las zonas rurales del país, sólo el 14% de la población rural tiene acceso a una letrina. 

Según una medición elaborada por la Universidad de Oxford y Naciones Unidas (Índice de Pobreza Multidimensional, IPM), en ocho estados de la India viven más pobres que en los 26 países más pobres de África juntos. 421 millones de personas.

Hasta acá algunos datos para poner en contexto una parte de la realidad de un país que muchos identifican como el centro planetario de la espiritualidad.

Libros, películas, gurúes de todo pelaje (y seguidores de éstos) han presentado una postal (que difícilmente puedas mirar sin que se te estruje el corazón), de una manera glamorosa y rosada.

¿Que pasaría si el statu quo se modificara? ¿Que sucedería si los intocables (también llamados parias o dalits) o los invisibles (último orejón del tarro del sistema estratificación social, la mayoría discapacitados) patearan el tablero del karma, la resignación y todo eso?

Si bien en los papeles, el sistema de castas fue abolido, culturalmente este apartheid del que poco se habla con- tinúa muy arraigado, y considerando que los estratos más bajos son mayoría (como en cualquier lugar en el mundo), no se me ocurre como se podría administrar semejante explosión.

Conozco a dos personas que viajaron a la India buscando una superación espiritual. Una de ellas apenas salió del hotel y adelantó su regreso por que no podía soportar lo que veía. La otra recorrió, visitó un ashram y hasta se bañó en el Ganges (a pesar que nunca se atrevió a poner un pie en el rio de Quilmes por estar contaminado).

Y al margen de su peregrinación, referenció la "tranquilidad" con la que te podías mover "a pesar de la pobreza". Que si bien los mendigos te acosan por donde vayas, "una vez que te acostumbrás, no te dan miedo por que no te roban y tampoco son agresivos".

¡Guau! ¡Cuánta espiritualidad! El sueño de todo burgués asustado: miles de marginados asumiendo que en vidas pasadas hicieron cosas malas y que en esta se portan bien para pasarla mejor en la siguiente, sin doblegarse ante el pecado de hacer algo por satisfacer sus necesidades básicas y sin caer en la tentación del bombardeo consumista al que somos sometidos.

Y acá engancho la visita de Sri Sri Ravi Shankar.

Desconozco cuan cerca está del nacionalismo religioso indio según sostiene Gabriel Puricelli, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas, pero por sus declaraciones, el resumir como solución a todos los problemas a respirar y meditar, la autocomplacencia como eje, los clichés y toda la línea de pensamiento, es casi una ficha de afiliación a los sectores más retrógrados de la India.

Obviamente que la promoción de su pensamiento fuera de la India es menos dañina que en su país. Por ejemplo en Argentina, al margen de quien lo trae, cuanto se lleva, quienes acumulan ganancias con el negocio de la espiritualidad, etc., podemos ver que sólo se trata de un pícaro hombre de negocios que registró un sistema milenario de respiración emparentado con el yoga, con un buen marketting que a algunos les hace bien, como puede hacerle cualquier placebo y que tal vez el componente más jodido sea el de reafirmar que lo que importa sobre todas las cosas es el bienestar personal e individual.

Y nótese que digo reafirmar, por que sería injusto echarle toda la culpa a los santones del egoísmo social  tan enraizado sobre todo en los sectores medios urbanos.

Mañana se va a juntar un montón de gente en Palermo a meditar, sumándose a una movida mundial por la paz, el amor y algunas generalidades más, evento que tendrá una amplia cobertura (según lo anunciado) de Clarín. Todo bien. Más que bien.

Pero ya que muchos de los que van a participar son tan adeptos a las frases, me permito decirles: "quien puede lo más, puede lo menos".

Quien puede aspirar a un mundo mejor, puede hacer algo más que meditar para conseguirlo. Un voluntariado sistemático y comprometido (no la limosna que aliviana la conciencia), ayudaría. Sea en una protectora de animales, en un colegio, un hospital, en el barrio... ¡hay tantas opciones!

Si los meditabundos de mañana se sumaran o emprendieran acciones que beneficien a otros hasta podría darle un crédito a la cita: "si sucede, conviene", falsamente atribuída a Sri Sri  (parece que es de Tinelli o de Paluch), pero que al lado de "si no respirás te morís", parece un pensamiento del filósofo griego más groso de la historia de la humanidad.

3 comentarios:

  1. Excelente.
    Meditar a este nivel se convirtió en una versión aggiornada de la oración católica. Calma la conciencia sin tocar el status quo.

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  2. ¡Qué vivo! ¡Además de tener que meditar también tengo que ejercer el voluntariado? ¿Sos loco, vos?

    Fijate si no encontrás alguna similitud con la más esforzada aunque igualmente inutil CAMINATA A LUJAN de todos los años. ¿No sería más inteligente que todo los que ruegan por un mundo mejor contribuyeran con un pequeño esfuerzo para aliviar, ayudar ó consolar a quien lo necesita?

    Siempre buscamos allá arriba las soluciones para las cagadas que nos mandamos aquí abajo y nunca se nos ocurre hacernos responsables de verdad y enfrentar las consecuencias de nuestros propios actos.
    Si querés respirar, respirá.

    Faltan 89 días para el 7 de diciembre.

    Saludos
    Tilo, 71 años

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