jueves, 25 de abril de 2013

Mordisquito: ¿Por qué hablás si no sabés?

¿Por qué hablás si no sabés? ¿De dónde sacaste esa noticia que echás a rodar desaprensivamente, sin pensar en lo irresponsable que sos y en el daño que podés hacer? Estamos viviendo el tecnicolor de los días gloriosos y vos me lo querés cambiar por el rollo en negativo del pesimismo, el chisme, la suspicacia y la depresión. No, si yo a vos te conozco, ¡uf, si te conozco! Vos sos, mirá, vos sos el que no podés disponer de hechos y entonces usás los rumores, y te acercás a mí para tirarme la manea de unas palabras en el momento más inesperado. ¿Sabés qué palabras, por ejemplo?: "¡La que se va a armar!"

¡Explicate! Que tu actividad capciosa no se detenga en el umbral de las palabras, sino que atraviese el zaguán del prólogo y me tienda la mesa en el comedor de los hechos... hechos y no palabras, hechos y no rumores. Dale, servime la cena. Poné sobre mi mesa eso que estás anunciando, pinchalo con el tenedor de una evidencia, cortame el entrecote con el cuchillo de otra evidencia, ¡y hacé que yo trague el bocado evidentemente! Porque, hasta ahora, los rumores se fabrican aquí por quienes se alimentan de sus propias milanesas.

Porque yo a vos no te entiendo. Vos me agarrás del brazo en la vereda, me anunciás que se va a venir una... se va venir una... y en vez de venir una, te vas vos, y yo me quedo en la vereda tratando de no impresionarme, porque si yo fuera impresionable entraría en mi casa agachado como vos, hablando al bies como vos, y cuando los míos vinieran a saludarme alegremente, también yo levantaría la medianera de esas palabras sibilinas que me dijiste: "Menos alegría y vayan preparándose... porque ¡se va a venir una!".

Pero yo vengo de vuelta, ¿sabés? Yo vengo de otras épocas llenas de palabras, superfluamente llenas de palabras; no había nada más que eso: barrios de palabras, tribunas de palabras, países de palabras, y por eso no creo en los rumores chiquitos y muchas veces miserables con que vos querés hacerle sombra a una realidad que está iluminándonos.

¿Por qué hablas si no sabés? ¡Entristece pensarlo! Claro, a vos vino uno y te dijo que ayer mataron a treinta. ¿Dónde están los que mataron? ¿Fuiste al entierro? ¿Tomaste café en el velorio? No, vos no viste nada, vos no sabés nada, pero como alguien te lo dijo, vos lo repetís, y ¿quién se lo dijo a ese alguien? ¿Quién?

Ahora me explico: será el mismo que anunció, por ejemplo, que Fulano y Mengano estaban presos. Y entonces, vos venís y me decís, siempre agachado, siempre haciéndote el misterioso: "¡Shhh... la cosa está brava! ¡Los metieron presos a Fulano y Zutano!" Y si te digo que anoche lo vi a Fulano con una rubia y que hoy almorcé casualmente con Mengano, vos me mirás con una lástima tremenda y me decís que es un truco. ¿Cómo un truco? ¿A mi me la vas a contar? ¡Yo estuve con Mengano! ¿Cómo que no? ¿Entonces, quién era? ¿Boris Karloff caracterizado?

Pero, oíme, ¿no ves en qué época estás viviendo?, con kilos de realidades, toneladas de realidades, y entonces, ¿cómo podés mostrarte tan pequeño, tan chiquito, y ser un cómplice más en esta carrera de posta en la que los rumores más absurdos, cuando no cínicos, salen de la obscuridad y quieren meterse en el pensamiento de los crédulos?

Ya sé, decís que vienen desde el exterior contando con la colaboración de sus personeros, de los que, desgraciadamente, muchos son argentinos. Pero ¡no hablés tonterías! ¡Averiguá primero! Despreciá al malintencionado que te pasa un rumor como quien te entrega un billete falso... y no ves que si es falso, ¿cómo vas a comprar la verdad? ¿O vos no sabías que la verdad está en los hechos maravillosos que hoy nos rodean, y que la mentira está en esos rumores o calumnias que vos recogiste y amplificaste?

¿A mí me vas a contar que no sabés que son calumnias? ¿Que creés en los rumores? ¿Que pensás firmemente que... "se va a venir una"? ¡Fenómeno la que se va a venir! ¡Vamos, criatura, que somos pocos y nos conocemos mucho! ¡A mí no me la vas a contar!

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Enrique Santos Discépolo, "Discepolín". Actor, director, dramaturgo, compositor y cineasta. Su inclaudicable compromiso social lo llevó a apoyar la campaña electoral de Perón desde su programa radial: "¿A mí me la vas a contar?", feroz retrato de "Mordisquito", epítome de una clase social banal, regida por las apariencias y el lugar común. Su intervención le granjeó el odio y el desdén del sector social al que pertenecía, lo que lo sumió en una profunda amargura, acelerando su deterioro físico, hasta que su corazón ya no pudo más y dio el último adiós el 23 de diciembre de 1951.

9 comentarios:

  1. HECHOS MARAVILLOSOS????????
    EN K PAIS VIVEN?
    NO PUEDEN SER TAAAAAAAAAAAAANNNNN KARADURAS!!!

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  2. y cuáles son los hechos tenebrosos que vos vés?

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    Respuestas
    1. Son patéticos, pero sobre todo burros.
      Se detienen en un detalle de una licencia dialéctica sin siquiera entender el mensaje que contiene.
      Me arrepiento de haber puesto la reseña de Discépolo, ya que son capaces de decir que ese Mordisquito está pagado por los K.

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  3. Vivir en una diktadura que no respeta la constitucion que ahora va por la justicia teparece poco??????
    dan asko!!!!

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  4. Uhh lo que deben haber sido esos programas de radio!! Existirá alguna coleccion de audios?

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    1. Debe haber, por que en Youtube hay algun video con los audios.
      Esos deben salir de algún archivo. Si me llego a enterar te aviso.

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  5. anónimo: seguís insultando sin debatir ni proponer nada a cambio.

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  6. El anónimo no sabe que él es la más perfecta, contundente y precisa encarnación de Mordisquito

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  7. si no fuera por el "anónimo" estaba estaba para republicarlo como hago con casi todo a pesar de las distancias..., para mi la cagaron dándole lugar y respuestas...

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