
Escuché en la radio al cura José Aguirre, Abogado civil y ex Juez del Tribunal Eclesiástico de Córdoba, destituido del cargo por su postura a favor del divorcio vincular, y opositor al matrimonio igualitario. Es decir un tipo que manya del asunto, que no usa taco aguja (creo), ni hace "proselitismo gay" como nosotros.

Ahora bien, para el Vaticano la ley de matrimonio vigente en nuestro país es oficialmente declarada inválida, ya que para el derecho canónico el matrimonio civil (sólo civil) de cualquier bautizado es un concubinato.

Y esto me recordó que cuando el matrimonio adquirió institucionalidad civil, allá por el mil ochocientos largos, la Iglesia lo calificó como una "obra maestra de la sabiduría satánica". Ciento y pico de años después con aquello de "movida del Padre de la Mentira" nos intentan asustar con el mismo cuco.

Hoy, el César, es decir el Estado, con esta modificación de la ley de matrimonio civil intenta garantizar la igualdad jurídica de sus gobernados, de modo tal que la religiosidad de los agentes naranja de ayer no se encuentra amenazada en absoluto y no lo será por los siglos de los siglos, al menos que lo nombren a Pepito Cibrián de Papa. Con lo cual o bien se podrían tranquilizar o asumir sin caretas el espíritu discriminatorio que los alimenta.
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